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DESPUÉS DE LA TEMPESTAD DEBE HABER CLARIDAD
Después de la crisis desatada la semana pasada en el Ibal, por falta de coordinación entre el burgomaestre, la junta directiva y el gerente del acueducto en la selección de un contratista, al parecer ya viene la calma. El Gerente no renunció alegando que no es firmón de nadie y menos de renuncias. La junta directiva declaró desierto el proceso de contratación “florero de Llorente” para  que se le otorgue a  un contratista que sí haya estado en la campaña. El Alcalde Luis H. se fue de vacaciones con su familia, despacho a los empleados el viernes y hasta el Lunes de Pascua y no quiere saber más de ese fastidioso  tema mientras que reza y empata en una hermosa playa paradisíaca del Caribe, en la que seguramente volverá a tener la compañía de Germán Barberi y Señora. 


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Sigue eso sí, el pleito entre Don Ataulfo y Angarita Lezama. Se están diciendo de todo estos dos ex compañeros de actividades periodísticas en Ecos del Combeima. No hace más de un año que juntos eran felices y comían perdices, despepitaban de todo el mundo en compañía, todo era armonía y mucho afecto hasta que al parecer el médico, periodista de opinión, agente de paz y concordia, profesor universitario, asesor de asuntos gubernamentales e ideador de la “Gobernanza” y la “Seguridad Humana” se peleo con un delfín o algo parecido y se alejó de Ecos, en donde trabajó ardua y gratuitamente por un buen periodo de tiempo. Lo positivo del episodio es que el médico destapa un hecho de singular y transcendental importancia  y que debe ser motivo de investigación, análisis o por lo menos de ponernos a pensar. 
Algunos dirán que Agustín descubrió el agua tibia, que no es nada nuevo y que el mal ya se ha convertido en estilo,  pero él lo plantea y puede ser oportuno: existe en el Tolima “sicarito del micrófono”.  Creo que el doctor Agustín debe profundizar más  en el tema y explicárnoslo más juiciosamente y con nombres propios, para que el asunto no quede flotando en la atmosfera de confusión y misterio como pasa  con eso del estilo de “La Gobernanza”, que no ha digerido ni el público ni los empleados de la alcaldía y al parecer, ni los que lo imponen. Porque si gobernanza es lo que está pasando entre el Gerente, la Junta Directiva del Ibal, el burgomaestre, los asesores de la alcaldía y el acueducto y ante la mirada atónita de los ibaguereños, estamos perfectamente en la olla. No sea que por la “gobernanza” perdamos la “gobernabilidad” y prosperen la “entidades istmo” que al parecer comienzan a crearse. 
Por: Luis Fernando Herrán Méndez