Hombres de familia 
Por: Stivens Parra Gámez
Dicen los peritos de la política con una serenidad a veces mitómana e hipócrita, que aún falta mucha agua por pasar debajo del puente, queriendo afirmar con esto que es muy temprano para decidir qué candidato debe apoyarse en las elecciones de 2011, sea en Alcaldía, Gobernación o corporaciones colegiadas.     

Stivens Parra Gámez
Quienes lo afirman suelen ser los que cambian de parecer diariamente, motivados por el termómetro de los medios de comunicación. Si la opinión le es favorable a un candidato, apuestan todo por él y si le caen sombras a otro, sobre ese recae un odio y desprecio efímeros. Al final de la jornada, dicen con acento de sabios: ¡es que la política es dinámica! ¿Dinámica? Lo que creo es que en política aplica la tesis de la modernidad: ¡todos los sólidos se desvanecen en el aire!

Otro punto que resalto es el juego de sentimientos de la política. Dicen que en este contexto la amistad no existe porque hay socios, y no amigos. Pero me opongo con ímpetu a esta apreciación. La amistad debe coexistir en todos los campos de la vida porque es raíz y no flor, y entrelaza las acciones más elementales de los seres humanos.

Lo anterior me lleva a expresar con franqueza –y tal vez no importe a nadie- que los tolimenses deberíamos votar en 2011 por personas con altas calidades humanas, intelectuales y cuyos perfiles sobrepasen lo partidista  y coyuntural; votar por hombres y mujeres que amen y sientan su ciudad y departamento; dispuestos a dar una batalla desde el corazón por las gentes que aún confían en la clase dirigente y asumir una actitud dialogante con quienes decretan desazón.

Yo simplemente propongo tres nombres: en la alcaldía de Ibagué, Luis H. Rodríguez, en la Gobernación del Tolima, Jaime Eduardo Reyes y en el Concejo de la capital, Juan Camilo Plazas. A ellos los conocí durante mi ejercicio periodístico y político, y con los tres he podido dialogar respecto de temas de gobierno y sociedad. Creo que son buenos perfiles, y la ciudadanía podría darles la oportunidad, pues de por medio hay juventud, dedicación, constancia, decencia y muchas otras cualidades que rebasan los errores que en otrora pudieron cometer.

No sé hacia dónde vaya la política del Tolima, tampoco sé si vayan hasta el final de la carrera, pero son mis amigos y creo en ellos. Por lo pronto digo: Quiero que la ciudad y el departamento sean gobernados por hombres de familia.